Bosque...

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lunes, 31 de agosto de 2020

El sueño de Mónica (relato de agosto del #OrigiReto2020)


El sueño de Mónica

Estaba harta de la vida, de su familia, de sus amigas y de hombres que solo querían lo que querían. Mónica solo deseaba estar sola. Se había resignado a eso, no quería saber nada del resto del mundo. Ansiaba liberarse por fin de la reclusión en un entorno hostil, de no poder contemplar las estrellas, el mar y sus queridos bosques, esos bellos parajes donde hallaba aliados entre los árboles y los animales, que sí la comprendían. Entre su larga enfermedad y la posterior pandemia, habían pasado más de dos años de penurias y aislamiento y necesitaba aquella escapada. Cuatro días, crucero barato por el mediterráneo y fuera de temporada, un coctel perfecto para un viaje tranquilo sin nadie que la molestara. O eso pensaba Mónica. A pesar de estar por debajo del 50% de ocupación y de que aquel crucero no estaba publicitado para singles, tan solo la primera noche se le habían acercado más de tres babosos que casi tendrían  la edad para ser su padre. Le había costado un buen tiempo de explorar el barco, pero por fin había encontrado su rincón idílico, una hamaca en una zona poco accesible de cubierta desde la que podía sentir la brisa marina y hacer lo que más le hacía disfrutar en el mundo. Leer. Ahora, Mónica estaba disfrutando de sus vacaciones, con su Kindle lleno de batería y pasando de Virginia Woolf a Eloy Moreno, de H.C. Andersen a Katty Cool, de Matsuri Hino a J.K.Rowling, devorando páginas, historias diversas, largas y cortas, que la trasladaban a otros tiempos o la llenaban de vida. Así de ensimismada estaba, mientras dejaba que el sutil bamboleo del barco meciera la hamaca, cuando de repente empezó a llover de forma violenta. Rápidamente guardó el libro y su toalla en la mochila y, con ella al hombro, buscó la puerta de acceso más cercana.  La lluvia era tan intensa que no podía ver nada y se había levantado un fuerte viento que hacía que le costara mantener el equilibrio. Se agarró a una de las barandillas de cubierta y alcanzó a ver a varios tripulantes que le hacían señas desde lejos con una linterna para guiarla. Suponía que también la gritaban, pero solo se oía como arreciaba la lluvia y rugía el mar. Respiró profundamente, se colgó la mochila por delante para no perderla y se soltó de la barandilla para lanzarse a la carrera hacia la puerta de entrada a los camarotes. El barco se bamboleaba de forma considerable, pero aún así parecía lo suficientemente estable. Avanzó unos diez metros cuando notó una amenazadora sombra a su espalda y entonces la vio. Una ola gigante la saludaba con dudosas intenciones. Poco pudo hacer. Se agarró a la barandilla más cercana, pero la fuerza de la ola se la llevó volando hacia el mar. Sintió como su cuerpo se retorcía y daba vueltas sobre sí mismo, descontrolado dentro de un agua brava que parecía que se la iba a tragar, hasta que sintió el golpe en la nuca provocado por algún objeto caído del barco y se desvaneció.

 

Ahora sentía una gran calma. ¿Aquella paz era la muerte? Se sentía como si volviera a estar en el útero materno, flotando en el líquido amniótico, sin ninguna otra preocupación ni nada en la mente… quizás aquello no estaba tan mal, aunque esperaba que no fuera así toda la eternidad. ¡Cuánto iba a echar de menos sus lecturas! ¡Y aquella novela que era su secreto mejor guardado y que pensaba autopublicar a la vuelta de sus vacaciones! No obstante, aquello no estaba tan mal, la muerte estaba resultando más plácida de lo que pensaba. Lástima no poder ver el cielo una última vez...


Ensimismada en su inconsciencia, tardó en darse cuenta de lo que estaba escuchando, el inconfundible sonido de las gaviotas. Cada vez más audible, más próximo. Se asustó. Las gaviotas eran aves carroñeras. ¿Sería posible que siguiera viva? Luchó por abrir los ojos y finalmente el cerebro le respondió. Se dio cuenta de que estaba flotando boca arriba, con la mochila en la tripa. Poco a poco, fue notando como la sensibilidad volvía a sus extremidades y cómo el cuerpo le empezaba a pesar más y más. Se incorporó y respiró aliviada al ver que estaba a unos veinte metros de la playa. Al momento, las gaviotas perdieron el interés. Sin apenas fuerzas, consiguió con gran esfuerzo llegar hasta la arena y allí se tumbó unos minutos a reflexionar sobre lo que había ocurrido. No sabía si alegrarse o no por haber sobrevivido al naufragio. Aunque sí que había sacado algo en claro de todo aquello. A partir de ahora, ella viviría su vida según quisiera y no al dictado de los demás. Disfrutaría de sus aciertos y aprendería de sus errores, pero no se sometería. Nunca más. Tenía toda la ropa empapada, así que se la quitó y se envolvió en la toalla del Starbucks. Era su toalla de la suerte, lo único que había ganado en su vida gracias al sorteo de aquel nuevo frapuccino. Podía resultar absurdo o algo frívolo, pero para ella era especial y le acompañaba en cada viaje. Ahora lo agradecía sobremanera, al igual que haber invertido esa absurda cantidad de dinero en el capricho de la mochila impermeable que había comprado por la teletienda. El Kindle estaba perfecto, ni una sola gota, al igual que la toalla. Parecía que su día mejoraba. Metió la ropa empapada en uno de los compartimentos internos de la mochila y se alejó de la playa en dirección al camino que se veía entre los frondosos árboles. Faltaba poco para anochecer y necesitaba encontrar algún lugar para cobijarse y desde donde pudiera llamar por teléfono para que fueran a recogerla. Nunca le habían gustado mucho los móviles, pero ahora lamentaba haberlo dejado en el camarote.

 

Estaba haciéndose de noche cuando llegó a las puertas del palacete. No esperaba encontrarse una villa tan lujosa por allí. Parecía un pequeño castillo medieval, en muy buen estado de conservación. No recordaba haber visto algo parecido en ninguna de las islas Baleares que había visitado, aunque imaginaba que el castillo sería propiedad de algún ricachón alemán o algún jeque. En cualquier caso, no le quedaba otra que pedir ayuda.

 

Llamó al timbre y le recibió un hombre con peluca blanca clásica y ropajes de otros tiempos. Cuando la vio envuelta en la toalla, se puso blanco y se arrodilló.

 

—Bienvenida, milady, no la esperábamos por aquí, ¿ha sufrido algún percance?

—Sí, me caí del barco y no sé cómo llegué a este lugar. ¿Tienen algún sitio para secar mis ropas y pedir que vengan a buscarme?

—Ni hablar, milady, esta noche será nuestra huésped. La señora le espera, princesa de las estrellas.

 

El amable mayordomo le facilitó unas zapatillas de seda muy confortables y la acompañó hasta un gran salón, donde una mujer oronda con una corona en la cabeza le hizo un ademán para que se sentara junto a ella en una gran mesa repleta de viandas. Estaba tan agotada y tenía tanta hambre que dejó las preguntas para más tarde y decidió dejarse llevar y participar de la mejor manera de aquel extravagante juego de rol en el que parecía haber entrado casualmente.

 

—He oído lo de su percance marítimo. No se preocupe, tengo una habitación reservada para usted que espero sea de su gusto. Mañana haré mandar a mis sirvientes que la lleven donde le plazca. Ahora coma, coma, que tiene mala cara.

 

Mónica comió un poco de aquellos alimentos, sorprendida por la ausencia de cubiertos. Sentía como si estuviera en otro mundo, pero estaba tan agotada que solo podía pensar en el lecho que la aguardaba.

 

El mismo mayordomo le acompañó hasta sus aposentos y le entregó la ropa ya seca y doblada, deseándole buena noche.

 

Cuando entró en la habitación, lo que contempló la dejó boquiabierta. Su cama tenía siete colchones, uno encima de otro, y una escalera de más de tres metros para llegar al lugar donde se suponía que debía de dormir. Aquello le provocó una gran sonrisa. Se subió a lo alto de la cama y se tumbó con el Kindle en la mano, aquello le sonaba demasiado. Efectivamente, página 140 del libro de los cuentos de Andersen, la princesa guisante. ¿Sería posible? La antigua Mónica hubiera buscado una explicación lógica y hubiera dormido sobre los siete colchones como un tronco, ya que era de sueño profundo. Pero la nueva Mónica quería vivir su sueño, aunque finalmente se diera cuenta de que solo se trataba de eso, de un sueño. Lo haría a su manera. Así que palpó por debajo del colchón inferior hasta que halló el guisante. Lo dejó en el suelo y se echó a dormir.

 

A la mañana siguiente, apenas había amanecido cuando la señora de la corona entró en la habitación acompañada del mayordomo.

 

—¿Qué tal ha dormido?

—Muy bien, le agradezco el confort de los siete colchones, mi señora, he dormido de un tirón.

 

La señora puso cara compungida y miró al mayordomo negando con la cabeza.

 

—Si bien es cierto —prosiguió Mónica— que tuve que quitar ese incomodísimo guisante que había debajo del colchón y que me hubiera destrozado la espalda. Menos mal que me di cuenta en cuanto me subí. Espero que no se ofendan por ello, pero tengo una espalda muy sensible.

 

A la reina se le iluminó el rostro y comenzó a saltar y a gritar:

 

—¡Es ella! ¡Es ella! ¡La legítima princesa a la que desposará mi hijo! ¡Por fin sangre azul entre nosotros!

 

Esto postergó la marcha de Mónica, obviamente, y se organizó una fiesta de presentación en la que la princesa estrella y el príncipe anunciarían su enlace.

 

—Queridos súbditos —anunció la reina—. En este día tan señalado, quiero anunciar el enlace entre mi hijo, el príncipe Kronen y la princesa Estrella de más allá de los mares. Que los dioses les otorguen felicidad y muchos hijos. En este día…

 

—Un momento, un momento—le detuvo Mónica—. —¿De qué me voy a casar yo con este? ¿Sangre azul? ¡Mirad!

 

En ese momento, Mónica cogió el clavo que había encontrado por el suelo de la habitación y se lo clavo en el dedo al príncipe.

 

—¡Roja! ¡Es roja! No me puedo casar con este príncipe.

 

A continuación, cogió el mismo clavo e hizo lo mismo sobre su dedo, aunque en lugar de pincharse el dedo pinchó disimuladamente el cartucho de la estilográfica que se había guardado en la manga previendo la situación.

 

—¡Observad! ¡Auténtica sangre azul! ¡Soy la única y legítima princesa estrella y reclamo mi trono como único ser viviente de sangre azul!

 

En un golpe de efecto, saco su Kindle y se lo mostró a la plebe.

 

—¡Los espíritus han hablado! Me hablaron del guisante, al igual que me hablaron de la señora de las Blancas Nieves que venció a la Maléfica reina, o a la joven que durmió más de 100 años. ¡¡ Los espíritus me susurran!! ¡Someteos!

 

Mónica activó el modo lectura en el Kindle y todos se quedaron perplejos al escuchar a los espíritus hablar sobre su reina y su guisante, sobre la sirena que se enamoró de un humano y sobre tantas cosas que solo alguien mágico podía conocer con tanto detalle.

 

Todos se arrodillaron ante ella, incluida la reina y la nombraron señora de los siete reinos. Aquello de reinar seguro que no estaba nada mal, sentía que su vida ahora la dirigiría ella. Pero quería hacer las cosas a su manera.

 

—Mi primera orden como reina, es la de abolir la monarquía—dictó Mónica. —Cada mujer y cada hombre se ganarán el pan con su trabajo y no habrá seres privilegiados. Entre todos, elegiremos a nuestro representant…

 

Aquello no era flotar. Ni la sangre era la tinta de la pluma que había usado para el engaño. El cuchillo que la atravesaba era real. Y su vida aquella vez sí que terminaba. Acabar con la monarquía, ja… sueños letales…


******


Título: El sueño de Mónica
Extensión: 1900 palabras
Objetivo principal: Cuenta una historia marítima o que involucre un faro.
Objetivo secundario A: La princesa y el guisante
Objetivo secundario B: Espíritus
Objeto 1: Un clavo
Objeto 2: Sangre azul


Este relato forma parte del reto de escritura creativa #OrigiReto2020.


Las normas de este reto se pueden consultar en las bitácoras de las organizadoras, @stiby2 y @musajue:

http://plumakatty.blogspot.com/2019/12/origireto-creativo-2020-reto-juego-de.html

martes, 11 de agosto de 2020

Nuevo ranking del club Caza Capítulos ***** ¡¡¡¡Primera Cazadora licenciada!!!!! *****

 

Estamos en pleno verano, pero no podíamos esperar más. Ya tenemos a la primera graduada Cum Laude por la universidad del Club Caza Capítulos. Y no es otra que...

***** ¡¡¡Ericka Bermúdez!!! Nuestra medalla de oro del anterior ranking ya postulaba muy alto con sus 77 puntos de junio y en su última actualización ha llegado por fin a los 80 puntos de objetivo. ¡¡¡Muchas felicidades!!! Esperamos que lo estés pasando genial y disfrutando con las lecturas y que sigas leyendo y disfrutando lo que queda de año. Aparte de la medalla de oro del ranking, ya tienes las estrellas de la suerte, que te garantizan ganar la lotería en una de las galaxias conocidas. Aunque no se sabe cómo ni cuando, pero al menos hace ilusión el iconito con el nombre. Muchas gracias por tu gran aportación, esperamos que twitter se arregle y te deje volver al chat. 


Y ahora vamos con el repaso al ranking.

* Como ya hemos dicho, ¡¡¡la primera posición y medalla de oro de chocolate es para Ericka!!! Ya nadie la superará, pero nos quedan todavía más de cuatro meses para igualarla. ¡Enhorabuena, campeona, te llevas también las dos estrellas doradas de chocolate!

* La segunda posición y medalla de plata de chocolate sigue siendo para Esther. Está claro que en cualquier momento llegará a los 80, ¡lo está rozando! Pero queda mucho año aún, lo importante es seguir disfrutando de las lecturas.

* Kalen pega una buena subido y se pone tercero tras la última actualización. ¡¡¡Bien por mí y por mi medalla de bronce de chocolate!!! Ñam ñam ñam.

* La subida de Kalen hace que Marga y Marien se caigan del podio y queden en cuarta posición, pero con el objetivo muy enfilado también. ¡¡Vais genial!!

* Kam, Stiby, Carolina y la superjefa KATTY mantienen posiciones (del 5 al 8 respectivamente) al no haber actualizado todavía. Seguro que el veranito es muy provechoso en cuanto a lecturas y en septiembre tenemos muchas sorpresas.

* Yarcko mantiene su posición pero estrecha su diferencia con respecto a la jefa y cada vez se acerca más al club de los 60.

* En décima posición se mantienen Thaly y Gema, también por encima de los 50 puntos y a buen ritmo para completar el reto a finales de año si no antes.

* Y cierran el ranking Cristin, Erica y Perlas que mantienen posición respecto a otros meses. 

Muchas gracias a todas por la participación que estáis teniendo. Me está encantando este reto (gracias KATTY por ello) y gracias en parte a él este año ya me he terminado 15 libros, más del doble que lo que leí en todo el año pasado. Siguen siendo números pobres para lo que yo leía hace años, pero estoy contento con la mejora.

Disfrutad del verano, cuidaos de los virus y sed todo lo felices que podáis. Un abrazo y hasta pronto.

Ooook.