La verdadera fortuna
Cada día recuerdo con ilusión aquel momento que marcó mi vida con una sonrisa permanente. Caminaba por la calle, tranquila, cuando vi acercarse a aquel joven, casi levitando mientras tarareaba su canción favorita, Never is a long time. Cómo olvidar aquellos ojos verde aceituna y esa sonrisa que no podía sino derretir al más duro de los humanos. Se acercó a mí y sin dudarlo ni una sola vez, me ofreció su brazo. Le miré, primero con extrañeza, pero enseguida mi rostro se volvió a iluminar cuando, encogiéndose de hombros, puso su brazo en torno al mío y comenzamos a caminar. Así anduvimos unos metros, despacio, disfrutando de la calidez del ambiente, escuchando el rítmico sonido de los pájaros que nos acompañaban en ese breve paseo de aquel día resplandeciente. Un par de minutos después me soltó, ya en mi destino y me lanzó una mirada tierna que nunca olvidaré y que devolví con un largo abrazo y un beso. He de reconocer que se me escapó una lágrima ante ese derroche de generosidad. A lo lejos escuché de nuevo los pájaros que le llamaban y vi cómo me saludaba despidiéndose e iba en búsqueda de nuevas alas, bendito ángel.
Este microrrelato pertenece al reto de escritura Estrellas de Tinta, creado por la gran KATTY. Podéis ver las bases del reto en este enlace:
http://plumakatty.blogspot.com/2020/12/estrellas-de-tinta-reto-de-escritura.html
Mi recomendación del mes es para el relato de Katty llamado Guarida,que podéis leer aqui:
¡Ay! ¡Pero que cosa más bonita! Espera que me voy a poner una inyección de insulina para compensar el dulzor de tu micro.
ResponderEliminarEs broma!!
Me ha gustado mucho. Es muy... etéreo. La manera de narrarlo... lo leía como en una nube.
Precioso, de verdad.
Saludos y nos vamos leyendo.