Bosque...

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jueves, 31 de enero de 2019

#OrigiReto2019 Microrrelato de enero: La expedición

El Origireto es una genial iniciativa de Stiby y de Katty que consiste básicamente en escribir un relato y un microrrelato cada mes que cumplan ciertas pautas. El concepto me ha encantado y espero con el tiempo estar a la altura. 


Este es el relato de enero de 2019 para el OrigiReto 2019. Las normas de este reto se pueden consultar en las bitácoras de las organizadoras:

http://plumakatty.blogspot.com/2018/12/origireto-creativo-edicion-2019.html

o en

http://nosoyadictaaloslibros.blogspot.com/2018/12/reto-de-escritura-2019-origireto.html

El siguiente microrrelato enlaza con el relato de Stiby, el primer asesinato de la antártida. 


Aquí os dejo el microrrelato:

La expedición

En aquel momento, a 20.000 pies de profundidad, Vania no se podía sentir más orgulloso de la misión que encabezaba. No se había amilanado al ser rechazado para aquel trabajo de perforaciones en la Antártida en favor de aquel viejo, sino que se había buscado la vida para montar aquella expedición a las profundidades del océano antártico. Le habían tildado de loco, pero su submarino había resistido la presión y llegado a su destino. Ante él se hallaba una gigantesca escotilla de la  National Oceanic Enterprise (N.O.E.), empresa tras la que estaba la CIA y que guardaba un gran secreto que se disponía a revelar. 

Enganchó el ancla a la cadena que sujetaba la escotilla y puso a toda marcha la nave, navegando en círculos mientras la escotilla se iba abriendo. Cientos de peces de colores huyeron despavoridos. Una vez abierta, la nave sintió un poderoso efecto de succión y desapareció, sintiéndose pleno al imaginarse la cara de Oleg cuando viera al cielo derramarse sobre la tierra.


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Objetivo: Transcurre al completo bajo el agua.
Objeto: Un pez de colores



#OrigiReto2019 Elvia

El Origireto es una genial iniciativa de Stiby y de Katty que consiste básicamente en escribir un relato y un microrrelato cada mes que cumplan ciertas pautas. El concepto me ha encantado y espero con el tiempo estar a la altura. 


Este es el relato de enero de 2019 para el OrigiReto 2019. Las normas de este reto se pueden consultar en las bitácoras de las organizadoras:

http://plumakatty.blogspot.com/2018/12/origireto-creativo-edicion-2019.html

o en

http://nosoyadictaaloslibros.blogspot.com/2018/12/reto-de-escritura-2019-origireto.html

Nota: Aunque no puntúa por ello, como no me leo bien las reglas y los textos de Stiby siempre me inspiran, este relato está inspirado en el microrrelato de enero de Stiby que puedes leer en su blog y en el relato original que escribió Esther Evans, que puedes leer en su blog (pinchando sobre la palabra). Este relato consta de 1113 palabras, según me sopla https://www.contadordepalabras.com/



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Elvia

Mientras sentía el traqueteo de la nave surcando el espacio, me entró un arrebato de nostalgia. Me aferré fuerte a la vieja foto de color sepia con el rostro de Tara y recordé una vez más toda nuestra historia. El pecho no dejaba de arderme, por un momento creí que me iba a estallar en pedazos. Nadie, jamás, había hecho algo así por mí, ni seguramente por ninguna otra criatura del universo… Acerqué la foto a mis labios y deposité un cálido beso sobre el rostro de mi eterno amor. Rememoré por enésima vez cada recuerdo de Tara; cómo había dado por casualidad con aquel trozo de barro y cómo había sentido ese contacto mágico al mezclarse éste con sus lágrimas, recordando nuestro pasado; cómo sintió el impulso de moldear ese pedazo de barro a conciencia hasta obtener la forma adecuada y cómo revolvió cielo y tierra hasta dar con mi urna, donde yacía inerte desde hacía décadas… Nunca le pregunté de dónde le surgió la idea. Asuntos celestiales, imagino. De dónde si no iba a surgir la idea de abrir la urna, y empalar con todas sus fuerzas aquel corazón de cerámica en mi pecho hueco para luego lanzarme al horno de incineraciones a más de mil grados de temperatura. Obviamente, mi yo de entonces, Lunia Gresson, estaba más que muerta, hacía muchos años que mi corazón había dejado de latir, aunque la urna había conservado mi cadáver en buenas condiciones, obviando la circunstancia de que tenía un agujero en el pecho dónde antaño había estado mi corazón. Pero lo que sucedió a continuación cambió el curso de la vida de Tara y, modestia aparte, de la humanidad. Resucité, desperté, nací. Abrí los ojos de repente y solo vi fuego a mi alrededor, aunque no sentía nada de calor y mi piel estaba intacta, inmune mi cuerpo a los efectos del intenso fuego del horno incinerador. Miré mi pecho desnudó y me asombré de tener de nuevo a mis dos amigas en perfecto estado, a pesar de que habían sido masacradas durante el tiempo de cautividad y tortura al que me había visto sometida durante tantos años. Parecía que aquel corazón de barro no solo me había devuelto la vida sino que me estaba regenerando vertiginosamente. Contemplé ante mis ojos cómo la piel se iba cerrando, cicatrizando de forma mágica alrededor de ese corazón ardiente que me había incrustado Tara. Y también adquirí consciencia. No solo la consciencia de mi vida anterior, sino de todo lo que había vivido Tara. Salí de las llamas y la miré, sorprendida. Me observó de arriba abajo incrédula y algo temerosa, titubeando palabras, así que no pude hacer otra cosa que acercarme a ella y sellar sus labios con los míos.

    ¡¡Lunia!! Pero cómo…  farfulló Tara.
    Lunia ya no existe amor, murió. No sé qué has hecho, pero me has dado vida… y te siento… Puedes llamarme… Elvia.

A partir de entonces, me acogió en su casa y vivimos una vida entera de pasión, lucha y cambios… Fue muy duro, pero a la vez hermoso, verla marchitarse con el tiempo hasta convertirse en polvo mientras yo permanecía exactamente igual…

De aquel momento hacía ya más de mil años y, sin embargo, no podía evitar rememorarlo cada vez que mi mente se mostraba confusa.

El potente destello previo a la entrada al hiperespacio me dejó tan cegada como de costumbre. Llevaba ya unos veinte años cruzando de un sistema a otro con mi negocio de correo “alternativo” y aun así no me terminaba de acostumbrar a aquel estruendo ensordecedor y la ceguera temporal. Ni siquiera el casco de kévar que había adquirido recientemente en Nuevo Plutón conseguía neutralizar el molesto flasheo continuado que conllevaba el salto. Me quité el casco y dejé que mi pelirroja melena se relajase un poco. No tardó en precipitarse por mis hombros y caer escandalosamente por mi espalda hasta llegar a mi cintura. Mi compañera de viaje se quedó mirando mi figura sin ningún tipo de reparos.  Creo que aún andaba algo escocida por mi reciente rechazo a profundizar en nuestra relación afectiva. No, Zaina, por mucho que aprecie tu compañía, no soy mujer de sentar la cabeza. He vivido muchas más vidas de las que me corresponden, en diferentes épocas. He sido heroína y villana, mortal e inmortal, siempre sexualmente abierta a lo que me dicte el deseo y no las normas sociales, aunque reconozco que últimamente el deseo me lleva casi en exclusiva a beber de tu fuente de calor. Porque eres jodidamente sencilla, sabes lo que quieres, lo pides, lo buscas, lo gozas… Y, sin embargo, no quiero atarme. Porque con el tiempo tu cuerpo dejará de ser terso y tu rostro se marchitará. Al principio, sentirás gratitud hacia mí por permanecer junto a ti tan joven y hermosa como el primer día, pero según pase el tiempo lo verás como una injusticia y acabarás por apartarme de ti por puro orgullo… Un día, me enteraré de tu muerte y acudiré a verte y se me partirá el alma otra vez y quizá acabe con una o dos civilizaciones hostiles… porque esa, mi compañera, es mi esencia. Y tú, siendo maravillosa, no eres Tara… Para ti soy una atractiva contrabandista con mucha suerte, pero en realidad soy hija del fuego y la ira, guerrera y otrora amante de la diosa Yodhart, creadora de mundos lejanos en los que la magia y el acero dictan las leyes. Sí, soy Elvia, la que separa las tierras y engulle planetas, insaciable, tenaz y, en esencia, libre. Y, a pesar de todo, aquí me ves, corriendo por la cubierta como una loca para agarrar a tiempo ese conector que se ha soltado al atravesar el campo de asteroides y que amenaza con reducir a cenizas nuestra nave. Mierda. Nuestra, nosotras. Tenemos un vínculo, ¿verdad? Coño, creo que te quiero, pero no pienso reconocerlo delante de ti, ni encima ni, emmm, debajo.

    ­­­­¡Espabila Elvi!

Espabilo. Ajusto el conector, me guardo la foto en la cartuchera y saco a Lunia de su funda, asegurándome de que tiene la batería de carga completa.

     Zaina, cariño, eso no es un campo de asteroides. Prepárate para repeler el asalto, alguien va a morir hoy y te aseguro que no seremos nosotras.

Mi pecho se iluminó como una nochevieja a medianoche y la pistola empezó a absorber la energía vital más destructora del universo.  Abrí la escotilla y salté al vacío dispuesta a darle un buen susto a aquel iluso enemigo que nos acechaba…  

Minutos después y tras unos pocos arreglos en la nave, estaríamos dándonos un tórrido baño de espuma con final feliz. Carpe diem, qué diablos…



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Objetivos: Relato que no suceda en la tierra.
Objetos: Foto vieja, resurrección.

** Creo que el relato cumple también con el test de Bechdel ^_^`

Nota para las jefas: Espero haberlo hecho bien. En el post del microrrelato subo las pegatinas.