Bosque...

Bosque...

sábado, 30 de abril de 2011

Quedarse en blanco... y delirar...

Cae la noche y es el momento de las palabras, uno se siente fuerte, seguro de que las ideas no tardarán en llegar... acerca el bolígrafo al papel y espera a que ocurra la magia... que la tinta vaya acorralando al papel hasta que éste se rinda y pase el siguiente, así una y otra vez, incansable, sin pensar en hacia dónde se dirigirá esa historia, dando libertad a la mente y al momento... pero la tinta está seca y las palabras no aparecen, uno se encuentra con un muro difícil de franquear y... no puede más que sonreír cuando rememora otros tiempos en los que un drágon alérgico sobrevolaba campos de maíz para convertirlos en palomitas, una espada legendaria luchaba por dejar de ser una herramienta de peluquería y una historia era interrumpida constantemente por los delirios de su autor... Lo primero en lo que pensé cuando me quedé en blanco esa noche fue en retomar alguno de aquellos proyectos de cuentos inacabados que pululan por mi disco duro, bueno, vale, reconozco que eso fue lo segundo después del bocata de calamares, que había cenado poco esa noche y no sé como me vino a la mente ese delicioso bocadillo grasiento tan típico de Madrid. El caso es que me puse a releer y a recordar qué hacía en esos tiempos cuando me ocurría algo similar. Así en su momento surgió La Leyenda de Polenis, la historia más ridícula jamás terminada (básicamente porque no está terminada, obviamente), ignorando directamente el muro de mi mente y escribiendo lo primero que me venía a la mente, cuanto más absurdo mejor. Así que que se prepare el mundo que tiene secuestradas a mis ideas, porque si no las libera en breve pienso reeditar, y proseguir con la leyenda (adaptándola a los nuevos tiempos) y no será algo agradable para la literatura, jojojojo (risa amenazadora, no de papá noel, ¿eh?). La última vez que hice eso fue el germen de las historias cortas y en esta ocasión cualquiera sabe...
Y bueno, ya que he hecho un post únicamente a base de sensaciones y divagaciones, voy a rescatar uno de los poemas de todo a cien de mi época veinteañera, llamado "Dos Palabras".

Dos palabras
 
Dos palabras para aplacar la ansiedad,
dos palabras que te llegan dentro
cuando más lo necesitas...
saboreando la intensidad del momento.
Dos palabras imprescindibles,
para todos el sustento
tras el duro día a día,
alimentando a los sueños...
sueños que evocan hambrientas miradas,
despertar de los sentidos, los recuerdos...
Dos palabras que  me iluminan
al escucharlas, fuerte deseo
de satisfacer mis instintos,
dos palabras que paran el tiempo.
¿No conoces esas dos palabras?
No sabes cuanto lo siento,
deja que yo las susurre
para completar mis versos,
dos palabras, escucha, dos palabras para ti...
¡¡¡A comer...!!!

PD: Dedicado a todas las personas que alguna vez han caminado sin pisar el suelo...

jueves, 21 de abril de 2011

Leyendas junto al fuego

Llegó ya la primavera y el sol brilla con más fuerza (aunque no hoy), las noches van siendo más cortas y antes de que nos demos cuenta llegará el solsticio de verano con sus hogueras... cuentan los vientos que al calor del fuego se han narrado siempre las mejores historias y puede que sea así, o quizá sea que el danzar de las llamas nos hipnotiza y nos hace disfrutar más del momento... en cualquier caso, creo que es un buen momento para desempolvar viejas historias improvisadas, narradas en aquellas grandes madrugadas que nos daba el bosque de Sherwood. Aquí os dejo esta "Leyenda junto al fuego" extraída de una noche de chat de la época y editada lo justo para hacerla legible... estoy nostálgico hoy, ¿eh? jaja...

Leyenda junto al fuego...
(por Kalen)
Era una noche tranquila, cuando Isil pronunció la frase mágica que dio rienda al breve relato que a continuación podéis leer. - ¿Vais a contar una historia junto al fuego? - dijo ella, y Yigdrasil comentó que sería hermoso contar una historia junto al fuego... el recuerdo fue inevitable, no podía ser de otra manera, y allí, en el reino de la magia, el reino del eterno verano, allí mismo, animado por el espíritu de mi añorado hogar... , comencé mi relato...
Recuerdo aquella noche de verano, junto a la hoguera. el bosque susurraba, y nosotros descansábamos nuestros ojos en un intenso azul oscuro que envolvía el estrellado cielo, en una noche de luna negra. La noche no presagiaba el final que sobrevendría. Recuerdo que éramos unos siete u ocho, la mayoría de nosotros se encontraban en un avanzado estado de embriaguez, pero la alegría que les inundaba no estaba causada por ese estado. Una paz singular acompañaba la noche en aquel silencioso bosque. ¿No habéis oído hablar del bosque de la esperanza? En aquel bosque, todos los corazones encontraban por momentos sus anhelos, y los fatigados viajeros encontraban su reposo.
- Yo desearía haber estado en ese bosque - dijo Yigdrasil
- Desearía no haber vivido aquello, Yigdrasil, creeme, fue terrible.
La hoguera era hermosa al principio de la velada, pero rápidamente se fue consumiendo, y decidimos adentrarnos en el bosque para encontrar algunas ramas caídas. Muchos se dispersaron por el bosque, en busca de leña... no, no tendría que haber pasado aquello...
- ¿Se perdieron en la oscuridad de la noche, Kalen? - preguntó Yigdrasil con franca curiosidad.
La curiosidad... no, Yigdrasil, fue mucho peor, en la oscuridad de la noche siempre tenemos a las estrellas...
- Estoy intrigada - dijo Isil
El bosque susurraba, como bien dije al principio, susurraba, advertía... pero nadie escuchaba, bueno, casi nadie. Ellos le traicionaron... En lo más profundo del bosque encontraron un árbol centenario, un árbol de ramas grandes y secas, sin hojas, y para ellos, muerto. Pensaron que sería la única manera, la más fácil, de solucionar el problema de la leña... y empezaron a talar el árbol. Entonces, el bosque comenzó a gemir y de las hojas de los árboles de su alrededor se desprendían hojas de rocío... el bosque se lleno de lamentos centenarios que hicieron temblar de terror a los imprudentes, que, inmóviles con la leña en las manos, se daban cuenta de su terrible error. Las raíces del árbol centenario emergieron y se tragaron a mis compañeros.
- Siempre todo error se paga de alguna forma, Kalen, el bosque se vengó de la imprudencia de vuestros compañeros - señaló Yigdrasil. - ¿No los volvisteis a encontrar?
Con el tiempo, en ese lugar, crecería otro árbol que también llegaría a ser centenario... porque la esperanza nunca se termina... pero eso es otra historia, para otro día, y mis ojos, cansados de llorar, os lo revelarán en otro momento. No volví a ver a mis compañeros, claro está, pero el bosque y ese árbol, legado de la imprudencia de mis compañeros, siguen allí.
- ¿Y cómo es que vos os salvasteis Kalen? - preguntó Isil sensatamente.
- Miré a las estrellas y ellas me hicieron comprender al bosque a tiempo. Escuché el silencio... y además, yo nunca necesité leña que avivara mi corazón...
Gracias por escucharme, es la primera vez que este recuerdo me asalta a la mente. Hace tanto tanto tiempo...

Danzar con dragones (sin spoilers)

Por si había algún despistado, A Dance with Dragons, el quinto libro de la saga A Song of Ice and Fire (Canción de hielo y fuego), de George RR Martin, ya tiene fecha de publicación. Será el 12 de julio de 2011 en perfecto inglés, por supuesto, que las traducciones siempre se hacen esperar un poco más. No os preocupeis que no voy a desvelar nada del argumento, pero si todavía queda alguien que no se haya leído los libros y al que le guste la literatura fantástica, es un gran momento para lanzarse antes de enterarse de todo lo que pasa viendo la serie (no seamos perros). Aprovecho para recomendar la lectura de El Sueño del Fevre, del mismo autor, una historia sobre el Mississippi, Nueva Orleans, vampiros, barcos de vapor y el mundo sureño del S.XIX en EEUU, por si os apetece leer algo de vampiros bien escrito.

Mi abuelo

 
Saturnino Prades
Cuando era pequeño pensaba que mi abuelo era la persona más sabia del universo. Cierto es que también pensaba que mi padre era el hombre más fuerte del mundo (y lo seguí pensando hasta que empecé a ver Eurosport) y que tenía mis dudas acerca de si existía el mundo más allá de lo que abarcaban mis ojos o se iba creando en función a mis movimientos, pero esas historias serán narradas en otra ocasión.... Le recuerdo siempre rodeado de libros y papeles, tecleando con su máquina de escribir o haciendo crucigramas imposibles, disfrutando relajado en su mecedora de la compañía de mi abuela, siempre con una sonrisa en los labios. En cada celebración, el momento más esperado era siempre la hora del postre, no por la tarta, que también, sino por los versos que nos dedicaba en cada cumpleaños, navidad o momento especial...; recuerdo alguno con especial cariño, como aquel que empezaba "Para Raúl, buen sujeto, cariñoso y chispoleto"... También recuerdo y añoro su risa de Papá Noel, ese jojojojo que llenaba cualquier sala de buenos sentimientos... A lo largo de décadas llenó sus cuadernos rojos y azules de versos... versos de enamorado, versos de amistad, espirituales, de dicha y también amargos, como en toda vida...
En los versos que hoy comparto con vosotros, expresa su mayor devoción, que no fue otra que mi abuela. Ahora ya no están, pero en sus palabras siempre seguirán unidos...
No me salen más palabras...


Tu Nombre

Carmen, quien te puso el nombre,
no te lo puso al azar;
te debió de bautizar
un ángel en forma de hombre.
Sólo un ángel pudo ver
el alma que Dios ponía
en la carne que nacía
para vida de mujer.
No te acertaría a dar
otro nombre el ángel mismo,
siendo tan grande el abismo
de tu belleza sin par.
Tu nombre es más que una flor:
te llamas Carmen, jardín;
tu cuerpo huele a jazmín
y tu espíritu a candor.
Eres un carmen florido
de rosas y de claveles,
de cuyo nectar las mieles
son mi manjar preferido.
Si acaso pierden las flores
de mi amor su exuberancia,
cobran en ti más fragancia
las flores de mis amores.
Y, aunque el jardín de tu alma
sea en verdad muy completo,
he de decirte en secreto
que el candor lleva la palma.
En ti contemplo, a la vez,
de la rosa y la fragancia,
del tulipán la elegancia,
del clavel la sencillez.
Cual azucena eres pura,
humilde, cual violeta,
cual sensitiva, discreta
y amas, cual hiedra, la altura.
Pero, Carmen más encierra:
es himno, es verso, canción, ...
Es tu nombre la expresión
de cuanto hay bello en la tierra.
¿Qué de tu nombre diría,
después de decirte de él
que CARMEN ES UN VERGEL
y CARMEN ES POESÍA?