Bosque...

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jueves, 27 de junio de 2019

El octavo horrocrux. (Relato de junio para el #Origireto2019)

Aquí os dejo mi relato de junio para el Origireto. Es continuación del relato que escribí en mayo llamado "El préstamo", cuya lectura o relectura recomiendo encarecidamente antes de leer este. Se agradece cualquier tipo de comentario, suscripción o donación anónima... ^_^`




El octavo horrocrux


La Tierra, año 2030. Tras varios años de paz y calma en el mundo mágico, éste vuelve a estar amenazado por la sombra de un oscuro poder. El octavo horrocrux ha permanecido oculto durante años en un trastero de una casa de Alcorcón. Sin entender muy bien los motivos, su magia se desató años atrás, destruyendo casi por completo la vida humana/no mágica y creando una potente ilusión que ocultara sus efectos a los magos. Cuando unos veteranos Hermione y Harry lo descubren, poco queda ya del mundo de los muggles. Nos dirigimos hacia una sociedad primitiva que acabará seguramente llena de zombis y vendedores de seguros, salvo que alguien haga algo por evitarlo. Ya sea por destino o por accidente…


Dicen que las noticias vuelan, pero cuando el vuelo depende de una lechuza cuya única obsesión es que no se le caiga su gorro puntiagudo, la noticia puede demorarse un rato…

De tal manera que, para cuando Rinhewig llega a la ventana del despacho de la ministra de magia, Hermione Granger, ya es demasiado tarde para darle la vuelta a aquel entuerto. Hermione lee con preocupación las noticias del mundo Muggle. Mientras desgrana las palabras que se reflejan en la nota, las lágrimas resbalan lentamente por sus mejillas, como queriendo delatar su presencia al mundo, pero sin enturbiar más su pesar.

Tras la lectura, enjuga las lágrimas y anula el resto de compromisos del día, incluida la reserva a la exclusiva habitación del magihotel-spa Zuk. Después, aguarda unos instantes sentada delante de un viejo teléfono Muggle, funcional allí gracias a la magia. Está pendiente de dos llamadas. La que tiene pánico de hacer, a su familia, temiéndose lo peor. La que sabe que llegará, de Harry… Procrastina ante la certeza de que lo ocurrido no se puede revertir. Se acerca al espejo colgado en la pared y cuenta hasta diez. Al octavo número aparece la imagen de Harry.

—¡Hermione! ¡Has cancelado el Zuk! ¿Sabes lo que cuesta encontrar un hueco...? Espera, ¿has llorado? ¿Ocurre algo?

Para el flamante director de la escuela de magia Hogwarts la vida no es precisamente de color de rosa. A punto de cumplir los cincuenta, atraviesa una profunda crisis personal que intenta mitigar cediendo a sus instintos. Sin embargo, como responsable de la principal escuela de magia, es su responsabilidad detectar cualquier mínimo signo de peligro y una lágrima de Hermione, la mujer más fuerte que haya conocido, no es algo a desdeñar.

Hermione muestra la nota y la acerca al espejo.

—¡Accio! —dice Harry agitando ligeramente su varita.

La nota desaparece de las manos de Hermione y en segundos aparece en las de Harry, que la lee detenidamente.

—¡Por las barbas de Albus! ¡No puede ser cierto! Hemos estado tanto tiempo en nuestra propia burbuja que nos hemos olvidado de nuestra responsabilidad para con los muggles. Temo que sea demasiado tarde…

Hermione tapa el espejo, no quiere compartir su pena con nadie, ni siquiera con Harry. Agarra el teléfono y marca… un tono, dos tonos, siete, nada… devastación… Llora cinco minutos, con las manos en el pecho.  Mientras sus lágrimas caen por sus mejillas, siente como una de ellas se aferra como un koala a la comisura de sus labios, como no queriendo abandonarla. Un momento… ¿qué hora es en Australia? Vuelve a marcar, temblorosa. Tiene que hacerlo dos veces para completar el número. Al cuarto tono escucha una voz.

—Casa de los Granger, ¿dígame?
—Disculpa mamá, me he equivocado, todo bien por aquí.

Hermione no dice nada más, solo se queda al otro lado del teléfono escuchando la voz de su madre preguntando si está bien y a su padre por detrás gruñendo acerca de la gente que llama a esas horas, que no están para aguantar graciosillos. Sonríe y cuelga sin decir palabra. Escribe una nota y la ata a la pata de la lechuza mientras le susurra el lugar de entrega. A continuación, sube a la azotea y monta en el Ford Anglia azul. Es hora de actuar, no hay tiempo que perder.

Rinhewig lleva echando desde hace un rato el ojo a un pastel de calabaza que hay sobre la mesa de la ministra. Lo mejor de ser lechuza mensajera es picotear entre entregas. Se rasca la cabeza y prueba un poco de pastel. Total, salir cinco minutos antes o después no cree que sea tan relevante como llenar su panza. Lástima que no hubiera una buena cervecita. Al acabar se percata de que al rascarse la cabeza la nota se ha caído. Rinhewig duda entre hacerse la despistada o coger la nota con el pico y llevarla a su destino. Finalmente, decide leerla para decidir en función de la importancia de la misma. No es porque sea una cotilla, sino para ayudarle a decidir, ¿verdad? La nota indica lo siguiente:

“Al receptor de esta carta. Como temíamos, finalmente nuestras sospechas estaban bien fundadas. El octavo horrocrux existe y ha hecho estragos irreparables entre los muggles. La superviviencia de la especie depende de que destruyamos el Horrocrux antes de que se enteren los mortífagos. Ayúdame, A.D, eres mi única esperanza. Te espero en 51°10′44″N 1°49′34″O. Por favor, destruye esta nota una vez leída, si cae en malas manos podría tener consecuencias incalculables…”

Rinhewig memoriza el contenido y destruye la nota siguiendo las indicaciones de Hermione. El papel sabe peor que el pastel. Después, estira las alas, bosteza y sale por la ventana en busca de su destino. Ahora se siente importante, con una misión de verdad.

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Han pasado diez años desde que el botijo y yo tuvimos la brillante idea de conquistar el mundo y la verdad es que el resultado no ha sido el esperado[1]. Cuando planeas un apocalipsis a veces se te escapan detallitos. Sí tuve en cuenta que el gas letal fuera inocuo para las especies no humanas[2], pero no pensé ni en la electricidad, ni en la comida, ni en el transporte... Cosillas.

El mundo de repente se nos hizo gigante. Con la ayuda de unos y otros, la población se fue agrupando en el Reino Unido. Al fin y al cabo, era lógico, ya que es donde más seguidores de Pratchett hay por metro cuadrado. Además, gracias al cambio climático, Brighton era el nuevo Benidorm.

Nada más fructificar el apocalipsis y ser elegido líder supremo, construí mi humilde palacio alrededor de Stonehenge, además de un parque temático, Zombieland, inspirado por mis antiguas jefas. En Zombieland la entrada era gratuita. Al entrar te daban una bolsa y elegías el arma que quisieras, un bate, una recortada, etc. Podías recorrer el parque a tu gusto, sin horarios. El único requisito para salir era llevar como trofeo cinco miembros de zombi. Las cabezas puntuaban doble. Gracias al botijo creé los primeros zombis, pero no hizo falta mucho más, ya que la mayoría de la gente que entraba no salía y se convertía. De cuando en cuando invitaba a las jefas para que limpiaran el overbooking.

Al principio me las prometía muy felices, pero la comida empezó a escasear y no éramos capaces de saber cómo funcionaban las cosas. La gente tenía que recurrir a la pillería y no me dejaban más opción que seguir minorando la población mundial. Ya éramos solo siete millones.  

Jamás hubiera imaginado que recibiría la visita de dos de los personajes más ilustres que había dado la Gran Bretaña.

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—Emm, ¿hola? ¡Yo te conozco! Tú eres Harry, ¡Harry Potter! Y, y, espera, espera, lo tengo, ¡tú eres Emma Watson!
—Me llamo Hermione Granger —dice Hermione, un poco ofendida —y creo que tú eres el que ha montado todo este jaleo. Dinos dónde está el objeto y no te pasará nada.

Raúl resiste la tentación de mirar donde se encuentra el botijo, a la vista de todos. Al parecer, aquellos magos no conocen la forma del tesoro.

—No hay nada que detener, en realidad. El apocalipsis ocurrió hace diez años. Mucho hechizo y escoba voladora pero igual tendríais que mirar más twitter.

La cara de Harry pasa de la estupefacción a la ira. Aquel personaje está tomándoles el pelo y haciéndoles perder el tiempo.

—Esto es serio. ¡Debemos destruir el Horrocrux inmediatamente! ¡Cada segundo cuenta! —exclama Harry, visiblemente nervioso.

—¿El Horroqué?

—Tenemos bastantes indicios de que el objeto que ocultas guarda parte del alma de Lord Voldemort, el señor oscuro. Se trata del octavo Horrocrux. En las manos equivocadas podría sumir al mundo en la más temible oscuridad.

—No, si electricidad nos queda como para dos meses. Igual nos podríais ayudar con eso…

—Me refiero a…

De pronto, un estallido de luz blanca les ciega y de la luz surgen tres formas…

—¡Albus! —grita Hermione. —¡Has venido!

El viejecito del pelo cano y larga barba blanca se acerca a la joven.

—¿Cómo dices? No conozco ese nombre. Mi nombre es Mithrandir entre los elfos, Tharkún para los enanos; Olórin era en mi juventud en el Oeste que nadie recuerda, Incánus en el Sur, Gandalf en el Norte; al Este nunca voy.

—Está la cosa fatal en China, sí —aporta Raúl.

—Y este es mi discípulo, al que rescaté abandonado en unas islas lejanas. Se llama Rikku.

—Es Rickon Stark —dice el pequeño —y quiero un bocadillo.

Hermione se queda ojiplática y mira a la lechuza. Sigue conservando el diminuto gorrito rojo. Le parece que la lechuza se encoge de hombros. ¿Será posible?

—¿Eres mago, Minariz? Necesitamos toda la ayuda posible y me recuerdas a un viejo amigo —comenta Harry.

—Llámame Gandalf, mejor. Y sí, soy el mejor mago de la Tierra Media. Antes de que este bicho me llamara —señalando a Rinhewig —me encontraba de retiro espiritual.

Raúl se acerca al botijo y acerca sus labios, dispuesto a beber y acabar con aquel dislate.

—¡Detente, insensato! —dice Hermione, apuntándole con su varita. — ¡Atabraquium!

Las manos de Raúl aparecen atadas antes de que pueda acercarse al botijo. Retrocede unos metros y permanece quieto.

—Rápido, Harry, destruyamos el objeto.

Harry apunta al objeto y pronuncia:

—¡¡Abrala de Cabra!!

Nada sucede. El sudor corre por la mente del más eminente mago del mundo mágico.

—Esto… ¿qué haces? ¡El veneno de basilisco! ¡Vamos!

Harry esparce el veneno en el interior del botijo. Sin embargo, nada reseñable ocurre. Salvo que queráis considerar como tal que Rinhewig da un respingo y eructa o que el joven Rickon busca comida en la alacena, tirando al suelo lata tras lata con visible desesperación.

—Señor Gandalf, necesitamos su ayuda. Nosotros solos no somos lo suficientemente fuertes para destruir el último Horrocrux.

Gandalf se remanga y saca una reluciente espada.

—Esta es Glamdring. ¡Contempladddd su podeeerrrr!

Un rayo blanco surge de la empuñadora de la espada y alcanza al botijo, pero este permanece inamovible. A continuación, invoca una bola de fuego, pero el resultado es igual de frustrante.

—Estamos condenados —dice Harry.

—¡¡Por fin!! —grita Rickon, entusiasmado. Muestra triunfante una barra de fuet y lanza al cielo la enésima lata caducada de fabada.

Al caer, la lata impacta en el botijo y lo hace añicos. Se escucha un grito de dolor y la lechuza desaparece en una nube de humo. En su lugar aparece un escuchimizado personaje de barba naranja que tapa sus vergüenzas con un sombrero.

—Uppss, yo ya me iba—dice Rincewind escupiendo una pluma, mientras emprende una loca carrera hacia los monolitos y entra en la primera puerta dimensional que encuentra.

Huye sin contar su épica borrachera que le llevó a su viaje interdimensional  y a cruzarse en el camino de Voldemort justo cuando creaba los Horrocruxes, ni como su hechizo Octarino había asimilado sin problemas el alma de Voldemort y había optado por pasar un buen rato con aquellos terrícolas pardillos.

Tras la inesperada y triunfal victoria del bien, Harry y Hermione deciden fusionar ambos mundos para que todos puedan coexistir. Gandalf emprende un viaje en búsqueda de su hermano Albus, del que quizá no retorne. Y Rickon, pues… ¿qué Rickon?



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[1] Alguno estará pensando que mi vida acabó disuelta como un azucarillo, según cuentan las microleyendas, pero eso es solo fandom. La realidad es que seguí dominando el mundo a placer, muajajajaja, ains…
[2] Lo que explica que sobreviviera tanto paparazzi…






  • Este relato está enmarcado en el Reto de escritura de #OrigiReto2019.
  • Objetivo: 17.: Haz un fanfic.
  • Objetos ocultos: Nº9 una lata de conservas caducada y Nº15 una pluma
  • Milpalabrista: 2019 palabras si contamos las notas al pie y la introducción, si no menos, ea.
  • Las normas de este reto se pueden consultar en las bitácoras de las organizadoras, @stiby2 y @musajue:

    http://plumakatty.blogspot.com/2018/12/origireto-creativo-edicion-2019.html

    o en

    http://nosoyadictaaloslibros.blogspot.com/2018/12/reto-de-escritura-2019-origireto.html
  • 10 comentarios:

    1. ¡Hola!
      Primero, Harry Potter no es algo que yo vea, no me llama la atención pero me ha divertido mucho, seguramente sus fans estarán encantados de leerlo jajaja.
      Anda que destruir el botijo con una lata en conserva caducada y no con todos los poderes de nuestros héroes a sido muy ingenioso jijijiji.

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      1. Es casi tanto fanfic de Harry Potter como del Mundodisco de Pratchett, con pequeños guiños a El Señor de los Anillos, Juego de Tronos, Final Fantasy y La Guerra de las Galaxias... eso y mi locura habitual. Como siempre, no sé si gustará mucho o nada, pero me lo he pasado bomba escribiendo. Mil gracias por comentar Chery 👌👍

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    2. «En las manos equivocadas podría sumir al mundo en la más temible oscuridad. No, si electricidad nos queda como para dos meses.» Buenísimo.

      Fan de Rinhewig (o Rincewind, supongo. Me extrañó que una lechuza pudiese memorizar coordenadas, pero oye, por qué no). Ah, y de que el botijo se rompiese por el impacto de la lata de fabada.

      El final ha sido un poco rápido, pero me ha gustado aun así porque el toque accidental le da puntos a ese humor absurdo. No puedo opinar mucho del Mundodisco, pero me ha gustado ver a un Harry y una Hermione más bien torpes. Equilibra un poco la balanza.

      Muy divertido, como la primera parte.

      ¡Nos leemos!

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      1. Ringewig es el nombre que elige Rincewind cuando accidentalmente se convierte en lechuza. El nombre es una mezcla entre Rincewind el mago y Hedwig, la lechuza de Harry Potter. El estilo de las líneas de Rinhewig está muy inspirado en mi lectura y relectura de Pratchett. Es cierto que el final es un poco abrupto pero a) me gustan los finales abruptos inesperados; b) me había pasado ya de palabras y c) quien sabe si será el final o un punto y seguido... mil gracias por tus palabras. ¡Hasta el inframundo y más allá!

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    3. Hola!:
      Ay pobre Rickon Stark que nadie se acuerda de él xD. Más que un fanfic, son como tres o cuatro juntos, pero casan bastante bien y el relato me ha parecido muy divertido y ágil de leer.
      Los puntazos de "no soy Emma Watson, soy Hermione Granger", lo de la electricidad y algún que otro más me han encantado.
      Un saludo :)

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      1. Muchas gracias Gema, la idea era esa, el multifanfic loco con el mundo de HP y el estilo (según mi mente) de Pratchett. Me alegra que te lo hayas pasado bien con su lectura, este mes no podía aspirar a mucho más ^_^’

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    4. Vaya batiburrillo xD No se como cos podido mezclar Harry Potter, Zombieland, Pratchet, Juego de tronos, la tierra media y tu relato de mayo todo en uno XD Debo reconocer que es de lo mas raro que he leído en el reto jaja Bueno, al principio creo que le cuesta un poco coger ritmo y que tiene algunas frases que tienen más sonoridad que significado, pero al final es lo que es, un curioso caos que de alguna forma ha sido curioso de leer. Espero que sigas dominando el mundo con tu botijo por mucho tiempo xD Enhorabuena y Gracias ^^

      PD: lo del Parque de atracciones no lo veo... xD

      .KATTY.

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      1. Mil gracias por las palabras Katty. Sé que no te ha entusiasmado el relato y que el estilo es un poco particular, pero lo de la sonoridad sobre el significado no te lo compro, es solo que igual los guiños son demasiado retorcidos y mi estilo Pratchettiano está un poco oxidado ^_^’. ¿Nadie va a comentar nada de que Harry y Hermione sean amantes? XD

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    5. Wenas. Me ha encantado el relato. Habiendo leido los libros de J.K.R. echo de menos a Ron por alguna parte pero supongo que nunca cumplió los 50. Por supuesto la cuadriculada de Hermione tiene que ser la ministra ñiñiñiñiñiñi... en fin. Me parece que va muy bien enlazado con el préstamo, es una segunda parte perfecta. Por cierto, echaba de menos tus notas al pie, siempre fueron tu marca personal. Raúl, que mal disimulas, te han pillado con relativa facilidad. Me has hecho un lío con Albus demente creyéndose Gandalf, o no se si en realidad era el único mago que quedaba en el mundo. El final muy tuyo, me ha encantado (si me lo huelo no te doy pistas de como destruir un botijo jejejeje), pero lo mejor es que no era lo que esperaba, finalmente. Un gran relato ¡Enhorabuena!

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      1. A ver, Ron no sale porque está en la parra mientras Harry y Hermione son amantes habituales. Por eso Harry se irrita tanto y contacta en cuanto ve la cita del hotel anulada... lo de Hermione de ministra creo que es verídico según la historia, lo de Harry no pero es lo que debería de ser ea. En cuanto a Gandalf, lo que ocurre es que Rinhewig ba saltando de dimensiones en dimensión y va regular de memoria. Confunde a Gandalf con Dumbledore (lo cual es sorprendente porque no se parecen en nada ejemejem) y se la trae. Y el final es el que tenía que ser. En realidad el peso narrativo del fanfic es Rincewind-Rinhewig, por eso nadie entiende nada jeje.

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